Cáncer en niños y su pronóstico

Según datos del Registro Nacional de Cáncer Infantil (RENCI), al año se diagnostican en Chile entre 490 y 500 niños con cáncer, representando el 1% del total de cáncer pronosticado en el país cada año. Si bien la cifra en comparación con la cantidad de cáncer en adulto es baja, ya que se diagnostican alrededor de 35.000 casos nuevos al año, el impacto que esto genera en los niños y en sus familias es de gran magnitud.

Es por eso que, con el fin de concientizar a la población sobre esta enfermedad y para tratarlo y mejorar la calidad de vida de niños y adolescentes con cáncer, todos los 15 de febrero se conmemora el Día Internacional Contra el Cáncer Infantil.

Cabe destacar que el cáncer en los niños tiene un mejor pronóstico que en adultos, así lo indica el oncólogo hematólogo pediátrico de Clínica INDISA, Nicolás Rojas: “Hoy, el 78% de los niños y adolescentes diagnosticados con cáncer sobrevive. No obstante, la sobrevida de esta enfermedad puede ser mayor o menor dependiendo del tipo de cáncer y del estadio de este”.

Causas de los cánceres infantiles

A diferencia de los cánceres en adultos, esta enfermedad en niños se produce por un cambio de maduración de las células enfermas en forma espontánea, alterando la genética, por lo tanto, no se puede prevenir.

De hecho, como explica el Dr. Rojas, “en niños, es una enfermedad que no tiene factores externos o ambientales conocidos, no se relaciona ni con el estilo de vida ni con cuidados que les han entregado los padres a sus hijos, por ejemplo”.

Sin embargo, y como detalla el oncólogo hematólogo pediátrico de Clínica INDISA, existen ciertos factores que incrementan la posibilidad de que niños y adolescentes padezcan cáncer:

  • Síndrome de Down, estos niños tienen mayor posibilidad de padecer leucemia, al igual que otras enfermedades genéticas como la neurofibromatosis o el síndrome de Li Fraumeni.
  • Exposición a radiación, proveniente del sol o por exámenes médicos como radiografías y tomografías computadas, es uno de los pocos factores prevenibles.
  • Quimioterapia y radioterapia previas, es decir, haber tenido un tratamiento de cáncer previamente aumenta el riesgo de daño genético que lleve al cáncer.

Cánceres infantil más comunes

Según el Programa de Salud de Cáncer Infantil (PINDA) del Ministerio de Salud, hay tres tipos de cáncer que son los más comunes en los niños y adolescentes en Chile. Estos son:

  • Leucemia aguda. Es la producción de glóbulos blancos anormales en la médula ósea. Cuando se tiene leucemia, los glóbulos blancos no funcionan correctamente.

“Recordemos que los glóbulos blancos son esenciales para combatir las infecciones. Las células leucémicas se denominan blastos, que se multiplican en forma descontrolada y no cumplen las funciones adecuadas de los glóbulos blancos “sanos”, aumentando el riesgo de infecciones de los pacientes con leucemia. Esta proliferación ocurre en todo el cuerpo, tanto en la sangre como infiltrando órganos como los ganglios, hígado y bazo, entre otros”, menciona el especialista de Clínica INDISA.

  • Tumores del sistema nervioso central. Se producen cuandocélulassanas del cerebro o de la médula espinal sufren cambios genéticos que llevan a su multiplicación sin controlformando una masa, la que se conoce como tumor.

“Estos tumores pueden ser benignos o malignos. Los benignos en general son tumores que sólo requieren cirugía, y por sus características celulares no progresan en forma rápida ni producen metástasis, es decir, otros focos tumorales a distancia. Los malignos son agresivos y requieren manejo con cirugía, radioterapia y quimioterapia muchas veces”, señala el Dr. Rojas.

Cabe destacar que este tipo de tumores es complejo ya que compromete los procesos cognitivos y motores de las personas tanto por la enfermedad como por los tratamientos utilizados.

  • Linfoma. Corresponden a tumores que se originan en células del sistema linfático.

“El sistema linfático es una red fundamental del sistema inmunitario, que ayuda a proteger el cuerpo contra bacterias y virus. Está compuesto por una serie de órganos, ganglios linfáticos, conductos y vasos linfáticos que crean y transportan linfa desde los tejidos hasta el torrente sanguíneo”, menciona el oncólogo hematólogo pediátrico de Clínica INDISA.

Este cáncer puede surgir en cualquier parte del sistema linfático y se produce cuando las células de esta red, los linfocitos, se convierten en anormales y evitan que las células sanas actúen normalmente, lo que imposibilita el buen funcionamiento del sistema inmunitario, invadiendo los ganglios.

Tratamientos

Si bien los tratamientos varían dependiendo de cada cáncer y cuán evolucionado esté en cada paciente, el Dr. Nicolás Rojas, destaca los siguientes:

  • Quimioterapia. Es un tratamiento basado en fármacos que ayudan a detener el crecimiento descontrolado de las células cancerosas.

“Depende de cada diagnóstico, pero hay cánceres que deben ser tratados solo con medicamentos, otros en que se utiliza la quimioterapia para reducir el tamaño del tumor cuando estos no pueden extraerse completamente o porque están ubicados en lugares donde su extracción puede generar secuelas”, señala el especialista de Clínica INDISA.

Estos fármacos pueden ser administrados ya sea por la vía endovenosa, oral, intratecal (en el líquido cefalorraquídeo, que baña el cerebro y médula ósea) o subcutánea.

  • Radioterapia. Consiste en la aplicación de radiaciones ionizantes para detener el crecimiento celular anormal y descontrolado. Estas radiaciones son mediante rayos “X” o rayos “Gamma”.

“Mediante la radiación se logra que el ADN o material genético de las células se rompa posibilitando la detención de la multiplicación celular”, indica el Dr. Rojas.

Este tratamiento se utiliza en general para tumores localizados y para tratamientos previo o posterior a la cirugía, o simultáneamente con la quimioterapia. También se emplea para manejo de lesiones benignas o para evitar el crecimiento doloroso de algunos tumores en fases terminales de la vida. 

  • Cirugía. Es cualquier procedimiento invasivo que se realiza para extraer el tumor o parte de este. Hay distintas intervenciones durante el cáncer:
    • Biopsia, que consiste en obtener material de tejido de tumor que permite diagnosticar el cáncer a nivel celular, molecular y genético.
    • Tumorectomía, intervención para extraer el tumor. El momento de esta cirugía es aquel en que se puede extraer el tumor en su totalidad o el máximo posible sin comprometer funciones y órganos en el proceso. Varía mucho según cada tipo de cáncer y de terapia elegida. 
    • Instalación de Catéter Venoso Central, se emplea cirugía para la instalación de los catéteres que se utilizan durante los tratamientos.
  • Trasplante de Precursores Hematopoyéticos (TPH) conocido comúnmente como “trasplante de médula ósea” se realiza para reemplazar los progenitores hematopoyéticos o células madres enfermas por células madres sanas, con el fin de mantener la capacidad de generar sangre sana. Dichas células se pueden obtener de otra médula ósea, de sangre del cordón umbilical o de la sangre periférica de otra persona.

“Este tratamiento es similar a una transfusión de sangre, que por medio de la vía endovenosa se trasplantan células madres, que luego de unas semanas regeneran la médula ósea”, comenta el especialista de INDISA.

Signos y síntomas de alarma

Si bien todos los cánceres se manifiestan de diferente manera, hay algunos signos y síntomas comunes a los que conviene estar atentos, ya que pueden ser señal de cáncer en los niños y requieren consultar con un especialista en oncología.

De esta manera, según PINDA se debe estar atentos a:

  • Palidez, moretones o sangrado y dolor general de huesos.
  • Aparición de bultos o hinchazón indolora y sin fiebre u otros signos de infección.
  • Pérdida de peso de manera inexplicable, fiebre, tos persistente, dificultad para respirar y sudoración por la noche.
  • Cambios en el ojo: pupila blanca, aparición de estrabismo, pérdida visual, moretones o hinchazón de los ojos.
  • Aumento de volumen abdominal.
  • Dolores de cabeza persistentes o severos, vómitos por las mañanas y empeoramiento a través de los días.
  • Dolor en las extremidades o de huesos, hinchazón sin traumas ni signos de infección.